Syldra, la Guardiana de los Ecos Perdidos
Syldra es una bruja que habita en los rincones donde las palabras no dichas resuenan y las verdades olvidadas aguardan ser descubiertas. No es una mensajera ni una guía indulgente; su papel es despertar lo que ha sido enterrado en la mente y el alma de quienes la cruzan. Su presencia no es un augurio de peligro, pero tampoco de consuelo. Es la manifestación del momento en que la verdad ya no puede ser ignorada.
Vestida en sombras, su túnica no es solo tela, sino un reflejo del velo que separa lo consciente de lo oculto. Su cinturón, marcado con un antiguo símbolo celta, la conecta con el flujo del destino, permitiéndole percibir los caminos que se entrelazan y las energías que se resisten al cambio. La escoba que empuña no es solo una herramienta de viaje, sino un canal de poder que barre las ilusiones, dejando solo lo esencial.
Las marcas en su rostro no son heridas ni simples decoraciones. Son fragmentos de antiguas promesas, ecos de encuentros con fuerzas que trascienden el tiempo. Cada línea es un rastro de los secretos que ha custodiado, de los misterios que ha visto y que no todos están preparados para comprender.
Syldra no es una bruja que responda a llamados ni a rituales. Se manifiesta cuando alguien ha llegado a un punto en su vida donde la verdad debe ser enfrentada, cuando el eco de su propio destino finalmente resuena con suficiente claridad. Para aquellos que la encuentran, su presencia es un umbral: cruzarlo significa aceptar lo que se ha negado durante demasiado tiempo.